Cada vez se escucha más sobre lo maravilloso que es el ácido hialurónico al hablar de belleza, no por nada ha alcanzado tanta popularidad. Tiene múltiples usos y funciones brindando beneficios innegables como tratamiento anti-aging, pero ¿qué pasa con la rinomodelación?
El Dr. Bernardo Goldzweig Hans, Médico Estético de BGH, nos explicó a detalle: “Una rimodelación es, como su nombre lo indica, una remodelación de la nariz sin necesidad de cirugía para mejorar su forma y su estética conforme a la armonía facial deseada por medio de fillers o viales inyectables. Justamente, una de las características principales del ácido hialurónico es que es un potente ‘rellenador’ de piel que desempeña una importante función en su estructura”.
Es a partir de los 35 años que la forma de nuestro rostro comienza a cambiar como consecuencia del descenso de producción del ácido hialurónico que nuestro propio cuerpo genera, quien junto al colágeno, son nuestros grandes aliados en la lucha contra la pérdida de volumen y las arrugas que aparecen por el paso inevitable del tiempo. Sin embargo, puede ser que una persona con menos edad tenga las mismas necesidades y carencias que alguien mayor, siendo la aplicación del ácido hialurónico la alternativa para ambos casos.
En términos específicos de su aplicación en la nariz para una rinomodelación, los fillers o inyectables de ácido hialurónico consiguen de manera prácticamente inmediata devolver a la piel su volumen, además de hidratarla a profundidad, mejorando también su tersura y luminosidad.
• Perfeccionamiento de la nariz .
• Armonía facial (marco del rostro).
• Desaparición de giba.
• Lograr una nariz más respingada.
• Perfeccionamiento de perfil.
En general, el tratamiento consta de 1 sesión cada 8 a 12 meses, sin embargo, concluye el experto: “Como cada tratamiento personalizado, dependerá del estilo de vida y necesidad a cubrir de cada individuo, por lo que una valoración médica previa es esencial”.